Cuba

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57ª Asamblea General Washington, DC 12 – 16 de octubre del 2001 CUBA La heroicidad y la persistencia obstinada de unas docenas de periodistas independientes, enfrentando a diario los rigores de la represión del régimen, mantienen viva una llama desafiante. El periodismo independiente se desempeña en condiciones de ilegalidad, hostigamiento reiterado y limitaciones materiales. No puede, ni tiene posibilidad de comunicación directa con el pueblo dado el control férreo de los medios informativos que, fieles al dictado de Lenín, se conciben exclusivamente como “vehículos de propaganda al servicio del Estado”. Los periodistas independientes tienen la opción indirecta mediante páginas en Internet, y riesgosas transmisiones radiales en el extranjero. El número de periodistas independientes es de unos 120, diseminados en La Habana y en las provincias, en una veintena de agencias o grupos profesionales. Hay bajas frecuentes por la fuerza de la represión pero también altas, como Julio César Gálvez, periodista de Radio Ciudad de La Habana, y COCO, que recientemente se incorporó a las filas del periodismo independiente y con todos los riesgos implícitos. Mantiénese vigente la Ley de la Dignidad y Soberanía Nacional de 1997, conocida como “Ley Mordaza”, bajo la cual condénanse penas entre tres y 10 años de prisión a personas que colaboran con “los medios de información del enemigo”. Así, bajo cargos de “desacato a la figura del Jefe del Estado”, y “propaganda enemiga” permanece en prisión el periodista independiente Bernardo Arévalo Padrón cumpliendo una condena de seis años en la Cárcel El Diamante, en la provincia de Cienfuegos. El vicepresidente regional de esta Comisión de Libertad de Prensa en Cuba, Raúl Rivero, hizo públicos hace unos meses, extractos de una carta de Arévalo Padrón sobre las condiciones infrahumanas de su prisión. Dice el periodista preso: “Aquí, nuestra situación es insoportable. El calor, el hacinamiento, los roedores, las humillaciones, la escasez de agua potable, resultan difíciles de soportar. Este campo de concentración es un infierno. “Las chinches campean por sus respetos y chupan nuestra sangre mientras dormimos, pero lo más triste y denigrante es ver como los militares usan a presos comunes en un trabajo sucio de delaciones y robos a los presos políticos”. “Algunos jóvenes presos por delitos comunes venden favores sexuales a otros reclusos por alimentos, azúcar, cigarrillos o medicamentos para drogarse. En estas condiciones de bajo mundo estamos obligados a extinguir nuestra sanción de presos políticos”. Bernardo Arévalo Padrón, de 36 años, debe de ser puesto en libertad el 15 de diciembre del 2003. Exactamente a las tres de la tarde, cuando cumpla su condena por el delito de “desacato al Jefe del Estado”. En el Combinado del Este, en La Habana, está encarcelado el ingeniero electrónico y secretario general de la Confederación de Trabajadores Democráticos de Cuba, José Orlando González Bridón, desde el 15 de diciembre del 2000. González Bridón escribía artículos para la página electrónica de Cuba Free Press, de Miami. En un principio se acusó a González Bridón de “difundir información falsa”, extremo que no pudo comprobarse en el juicio, pero aun así, el fiscal sostuvo cargos de “difamación a las instituciones, héroes y mártires de la patria” contra González Bridón. A principios de junio el tribunal determinaba que el acusado había “distribuido información falsa para perturbar la paz, dañar el prestigio y la credibilidad del estado, así como sus relaciones con otros estados” y se le condenó a dos años de prisión tras denegarse un recurso de casación interpuesto por la defensa para anular el fallo por razones de procedimiento. El régimen está optando por procedimientos de amenazas y arrestos por unas horas, a periodistas independientes, conminándolos a abandonar sus funciones. Las represalias oficiales recurren a demoras injustificadas de los permisos para inmigrar y a negativas de solicitudes para viajar al exterior. A cinco periodistas independientes que tienen visas para los Estados Unidos, se les retiene el permiso oficial. El caso más notorio de prohibición de viajes al exterior es el del propio Raúl Rivero, quien durante 13 años es víctima de arbitrariedades y trabas migratorias para impedirle aceptar invitaciones como las hechas por la Sociedad Interamericana de Prensa y, más recientemente, por la Feria del Libro de Miami. Hace solo unas semanas, las autoridades migratorias volvieron a prohibir el viaje de Rivero a Francia como invitado a un homenaje de Reporteros sin Fronteras. En noviembre de 1999, personalmente Fidel Castro dijo a la televisión nacional que Rivero “no sería nunca autorizado a viajar fuera del país”. Mientras el acceso al correo electrónico e Internet no está permitido a la prensa independiente, el gobierno cubano sostiene más de 300 sitios de medios de prensa e instituciones oficiales. El rigor monopolístico de Internet llega a extremos como éste: durante más de un año, el periodista y escritor Amir Valle editaba un boletín sobre literatura cubana, Letras de Cuba, que súbitamente quedó suspendido porque, al decir de las autoridades, no está permitida ninguna publicación independiente. Valle no está sindicado como periodista independiente ni como disidente político. El aparato teatral del totalitarismo cubano en una escalada triunfalista de agitación política, tiene ahora a Internet, como cara al exterior, y a las célebres Mesas Redondas, como instrumento, de sus expresiones más pujantes. Las Mesas Redondas han devenido en el espacio supremo de la información pública, en horarios de tarde y noche, obligando a la prensa impresa a publicar largas versiones de su contenido. Trátase de una nueva plataforma del totalitarismo informativo diseñado según la orientación personal de Fidel Castro, quien suele presidir y disertar en las sesiones televisivas. Se ha llegado incluso a amonestar a periodistas de los medios oficiales por adelantarse a publicar una noticia antes que sea “presentada” en las Mesas Redondas de la tarde. Castro quiere reservarse para sí las primicias noticiosas. En septiembre, las autoridades cubanas anunciaron el lanzamiento de un nuevo canal de televisión, a un costo de 3,7 millones de dólares, destinado a “la programación educativa y cultural”: una nueva tribuna de propaganda cerrada, por supuesto, a cualquier intento de informar o disentir. En octubre, Ricardo González Alfonso, presidente de la Sociedad de Periodistas Manuel Márquez Sterling, fue amenazado por dos agentes de la Seguridad del Estado para que no ofreciera en su domicilio un curso sobre periodismo en inglés para periodistas independientes, en el momento en que el país se efectuaba un foro internacional de periodistas convocado por el gobierno.

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