Generación sin miedo: Entrevista en la SIP con el bloguero cubano Orlando Pardo Lazo
18 de junio de 2013 - 04:45
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El reconocido bloguero y escritor cubano Orlando Luis Pardo Lazo visitó el viernes 15 de junio la sede la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) en Miami. Allí tuvo un encuentro con el director ejecutivo de la SIP, Julio Muñoz, y posteriormente fue entrevistado para la revista Hora de Cierre.
Pardo, quien tiene varios libros publicados en Cuba, es uno de los más destacados blogueros independientes. Mantiene dos blogs (Lunes de Post Revolución y Boring Home Utopics) y fundó la revista Voces, la primera publicación digital en la isla. Voces se publica desde el 2010 y sus números ya suman 17. La revista, dedicada a literatura y opinión, se imprime en cantidades muy pequeñas; se coloca en PDF en la internet y se distribuye en toda la isla por medio de CD y Flash Drive.
Recientemente el bloguero participó junto a Yoani Sánchez en las conferencias The Revolution Recodified: Digital Culture and the Public Sphere in Cuba, auspiciada por the New School y NYU, en Nueva York, y The Future of Freedom in Cuba, en el Cato Institute, en Washington. Asimismo, ha dado charlas en varias universidades norteamericanas. Orlando Luis Pardo Lazo espera regresar pronto a la isla.
En el blog “Translating Cuba”, dedicado a traducir al inglés la creación literaria de las voces disidentes dentro de la isla, Pardo Lazo recientemente escribió:
"Casi a diario llamo a mi madre de 77 años, gracias a un sistema de Cubacall que el gobierno cubano trata de bloquear, porque le hace mella a su monopolio de tarifas. Ella está contenta de que ya no me encuentre dentro del caldero pos comunista, pero se le escucha muy preocupada por lo que un poder perverso pueda hacerme. Y no es “el largo brazo” de la Seguridad del Estado: la Seguridad del Estado está localizada aquí desde hace décadas (la decencia de la democracia es frágil cuando se enfrenta con el cinismo). Mi mama, María, pertenece a la generación del miedo, pero está completamente justificada por temer a la bestia del régimen en sus estertores de muerte. Así que, cuando me dice adiós, siempre me dice: “Landy, no digas nada”. Y yo tengo que cargar con la vergüenza de nunca complacerla, porque su único hijo sigue hablando y hablando: voces personificadas desde mi garganta que vienen de usted y usted, y usted lo sabe. ¿No es así?”
