El trabajo de los periodistas, reporteros y camarógrafos se ve amenazado por una serie de nuevos obstáculos como autoridades y protestantes.
En Chile las protestas callejeras fueron creciendo en octubre pasado. La violencia se incrementó al punto que el gobierno dispuso toque de queda, pero el ataque, saqueos e incendios a estaciones de metro y supermercados fueron consumadas.
En Culiacán, Sinaloa, México, una balacera callejera protagonizada por el crimen organizado, paralizó y aterrorizó a la ciudad el 17 y 18 de octubre pasado. Esto dejó como repercusión que los tres diarios locales El Sol, El Debate y El Noroeste, no pudieran circular en las primeras horas del día siguiente.
Latinoamérica es un territorio que se caracteriza por la violencia y esto afecta al personal dedicado al periodismo que corre un gran riesgo no solo paralizando su trabajo por dichas acciones, sino también, pone su vida en riesgo.