Discurso Presidencial de Enrique Santos

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Es un honor presentar mi informe final de Presidencia en una ciudad y en un país tan gratamente relacionados con la SIP. La SIP ha estado unida en toda su historia a Argentina. Desde 1926, cuando el primer Congreso Panamericano de Periodistas sembró en Washington la semilla de lo que los años después sería nuestra institución. Y aun antes esa fecha, en octubre de 1925, Exequiel Paz, director de La Prensa de Buenos Aires, había escrito un texto sobre la ética del periodismo, que la SIP incorporó luego a su propio código y que terminaba con la ya célebre frase “Nadie debe escribir como periodista lo que no pueda decir como caballero”. La historia contemporánea de Argentina registra muchos hechos vinculados a la SIP. Aún está en la memoria, por ejemplo, cuando en 1951 el gobierno del general Juan Perón, confiscó y cerró el diario La Prensa y su director Alberto Gainza Paz, se exilió en Uruguay. La siguiente Asamblea de la SIP fue coincidencialmente en Montevideo, donde llego un grupo de 53 delegados peronistas, que constituían más de la mitad de los asistentes. Querían crear otra SIP. Pero nuestra junta de directores no fue intimidada y negó la mayoría de esas postulaciones. La SIP salió fortalecida de ese encuentro , permitiéndole batallar con más firmeza contra las dictaduras de la época. El propio Gainza presidio la SIP en 1958, año en el que nuestra Asamblea General se celebró por primera vez en Buenos Aires, sede que se repitió diez años después. En 1993 la cita anual fue en Bariloche. Hoy, a finales de 2009, observamos una Argentina que otra vez enfrenta amenazas a la libertad de prensa. Me refiero obviamente a un esquema legal que se está estableciendo a nivel continental, cuyo marco popular y democrático a veces termina solo siendo un pretexto para implantar leyes que buscan debilitar a los medios de comunicación o fortalecer el control estatal. La ley que acaba de ser aprobada en este país creo puede terminar por entrometerse en los contenidos y criterios editoriales de los medios y llegar hasta crear privilegios para viejos y nuevos actores. Acciones como el bloqueo de los camineros a los diarios "Clarin" y "La Nacion" ocurrido el miercoles no hacen sino agudizar las inquietudes sobre las garantias para la libre circulacion de la prensa. Y vale la pena observar el panorama argentino a la luz de lo que ocurre en algunos países de la región. Por ejemplo, las leyes que en los últimos años surgieron en Venezuela y las que de un momento a otro se aprobarán en Ecuador, marcan la pauta de varios gobiernos actuales que, bajo la excusa de ordenar los espectros, de abrir espacios de pluralidad, o de proteger a sus ciudadanos de los abusos de la prensa, en realidad lo que persiguen es crear mecanismos de control sobre los medios privados, y tener los instrumentos judiciales o administrativos para asfixiar las voces que perturben sus pretensiones de perpetuidad politica. Hace tres semanas estuvimos en Ecuador y advertimos al gobierno de la amenaza que su proyecto de ley incluye, con su inocultable afán de reglamentar la información y arrinconar a la prensa opositora En septiembre pasado, observando el nivel de deterioro que se observa en muchos países del continente, la SIP tomó la iniciativa de convocar en Caracas un Foro de Emergencia para reivindicar el espacio democrático y de libertad de prensa, amenazado por un galopante neopopulismo autoritario. Uno de nuestros invitados a ese foro, el ex presidente peruano Alejandro Toledo, nos felicitó por abrir este espacio de discusión en “la misma boca del lobo”. Y no es para menos. Estamos preocupados por el creciente nivel de hostigamiento a la prensa. Por la impresionante violencia del crimen organizado contra los medios en Mexcico. Por el cierre de emisoras en Venezuela y el continuo hostigamiento al canal Globovision; por la asfixia publicitaria de la prensa no oficialista en Nicaragua, por la sistemática y agresiva descalificación que hacen varios Jefes de Estado de los medios que no le son adeptos, o por la pretensión de muchos regímenes de gobernar en silencio, sin ofrecer entrevistas o conferencias de prensa abiertas, informando solo a través de los medios del estado o la tribuna pública, como si todo su mandato se produjera en un constante proceso electoral. El Foro de Caracas sirvió para denunciar la creación de una arquitectura legal que debilita el funcionamiento de los medios de comunicación, el descredito verbal, el acoso judicial y las agresiones en contra de los periodistas. Dicha plataforma, muy bien coordinada por un grupo de gobiernos, es la portadora de nefastas noticias para la prensa, pues ante esta arremetida muchos medios y periodistas pueden verse forzados a una esa especie de “complicidad del silencio”, que no es otra que la autocensura como método de protección. En Caracas reclamamos la practica de un periodismo de calidad, serio y responsable, como mejor antidoto a muchos males que aquejan a nuestro oficio. Y la pluralidad como el remedio para fortalecer la democracia asediada. Para permitir, en fin, que los medios que demuestren su calidad y credibilidad sean aquellos en los que el publico confie. Sobra redordarles que el gobeirno de Venezuela no acepto nuestra invitacion a debatir, frente a frente, y de cara al publico, los problemas de libertad de prensa y expresion en el Continente. La Asamble Nacional oficialista se limito a declarar a la SIP como entidad “non grata”. Actitud similar asumimos en Honduras luego del golpe de estado en ese país. La SIP fue una de las primeras instituciones que reclamó respeto pleno a la libertad de prensa tras monitorear denuncias de medios de comunicación y periodistas que estaban siendo intimidados, agredidos o expulsados impidiéndoles el libre acceso al lugar de los hechos. Les dijimos a las autoridades del país centroamericano que nadie puede atribuirse la potestad de dictar lo que el publico puede recibir como información. La libertad de prensa no es una concesión de las autoridades sino un derecho inalienable del pueblo, como bien lo establece la Declaracion de Chapultepec. . Dos caras de la misma moneda observamos en nuestras misiones a Nicaragua y Bolivia. Mientras el gobierno nicaragüense nos cerró la puerta al dialogo, logramos llevar adelante nuestra agenda y tuvimos entrevistas con las fuerzas vivas de la sociedad y reclamamos por las amenazas directas contra la prensa. Solicitamos el cumplimiento de las condenas aplicadas a los asesinos de los periodistas que podrían ser liberados tras obtener beneficios penales y recibimos el compromiso del vicepresidente de la Corte Suprema que nos aseguró que se revisará la medida judicial original. En la Paz, Bolivia, Evo Morales si nos invitó al Palacio Presidencial y junto a sus principales ministros estuvo casi tres horas en un cara a cara con la SIP. No fue, por supuesto, un conversación fácil. El presidente se quejó de la corrupción y de excesos de la prensa en casos específicos. Nosotros le enfatizamos que la libertad de prensa implica respeto al derecho de expresión en su manera más amplia y la tolerancia a la diversidad de puntos de vista, sin importar su ideologia politica o intereses economicos. Evo Morales se comprometió ante la SIP a mantener una actitud de diálogo y aseguró que su gobierno respetara la libertad de prensa. Estos fueron los hitos más relevantes de mi año en la Presidencia. Ha sio un periodo agitado e intenso, en medio de notables dificultades economicas. Hubo cierres de periodicos y despidos de periodistas, sobre todo en Estados Unidos. El sector más fuerte fue a la postre el más afectado. Pero también deseo resaltar como, gracias al aporte de Uds., sus socios, la SIP ha crecido y se mantiene en una posición de liderazgo indiscutible. Mientras instituciones hermanas cancelaban asambleas o clausuraban reuniones por falta de inscritos, la nuestra, inspirada en los valores de sus mentores, seguía adelante cumpliendo su agenda en todos los frentes Trabajamos muy duro con el sector interno, recortamos costos y tuvimos el respaldo de un personal que nos debe enorgullecer. Las finanzas no se resintieron y hoy podemos decir que gozamos de estabilidad económica y del compromiso creciente de nuestros socios. El alma de la SIP son sus socios. Por eso marcamos la diferencia. Hoy, como en una carrera de postas, llego hasta aquí y entrego el bastón . Este ha sido uno año que recordare toda mi vida. Retendré por mucho tiempo los rostros de aquellos familiares de periodistas asesinados en diferentes rincones del Continente. La voz entrecortada del reportero que teme por su seguridad o del fotógrafo que se enfrenta a turbas envalentonadas por provocadores irresponsables. Ha sido, en fin, una experiencia estimulante y aleccionadora. Por todo esto, estoy convencido que esta SIP va a vivir por muchos años. Por tantos mientras haya hombres de buena voluntad, amantes de la paz , la democracia y la verdad. Fue un inmenso honor servirles como presidente. Gracias a todos.

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