Miami (20 de diciembre de 2020).- Aunque todas las actividades y disciplinas han sufrido la devastación de la pandemia, ahora que llega a su fin este año difícil, quiero subrayar el valor inconmensurable que el periodismo independiente aporta a la ciudadanía y a la democracia en épocas traumáticas y difíciles.
Los medios de comunicación y el periodismo profesional tal vez no hicieron cosas distintas a las habituales, como buscar la verdad, fiscalizar a los poderes públicos y privados, generar conversación pública sobre temas decisivos y defender el derecho a la libertad de expresión. Sin embargo, la pandemia ha potenciado esos aportes, con un público que se volcó masivamente hacia los medios en búsqueda de información de calidad y confiable.
A pesar de ese reencuentro entre ciudadanía y medios, las empresas periodísticas sufrieron con todo su rigor los embates del Covid-19, en especial porque la economía desinflada redujo drásticamente los ingresos por publicidad. Muchos medios locales, medianos y pequeños, desparecieron dejando huérfanas a comunidades enteras, ahora más vulnerables frente a las injusticias y a la corrupción. Otros medios debieron achicarse para enfrentar la crisis, debilitando contenidos y su futuro. Y casi todos debieron invertir apresuradamente en el cambio de modelo de negocios para terminar de abrazar la transformación digital, adquiriendo deudas con las que comprometen su presente.
Esta dicotomía, entre el valor de los medios en una democracia y su lucha por no desaparecer, es una de nuestras prioridades. Una sociedad democrática se precia por sus instituciones cívicas fuertes e independientes y por una prensa robusta y fiscalizadora.
Ante esta disyuntiva, creemos que los estados deben seguir aportando estímulos y soluciones a todos los sectores de la economía, incluyendo a la prensa que en muchos países ha sido relegada como industria, para permitirles seguir fortaleciendo a la sociedad en medio de las adversidades. En julio y octubre enviamos una carta a todos los gobiernos de las Américas, que dice: 'En tiempos de crisis y emergencia, el periodismo independiente y los medios profesionales son esenciales para las naciones libres. Asegurar su viabilidad y permanencia es una responsabilidad de las sociedades democráticas'.
En este sentido, reiteramos nuestra satisfacción al presidente Iván Duque de Colombia, por ser el primer gobierno americano que incluyó un paquete de estímulo en su ley de presupuesto - ya aprobada para 2021 - que contiene una partida de más de 20 millones de dólares para incentivar la transformación digital, el fortalecimiento y la reactivación económica de los medios de comunicación. También reiteramos nuestro aprecio al Partido Cambio Radical de Colombia que, en el entendimiento de la grave situación que viven los medios, ha presentado en el Congreso nacional una ley que incluye préstamos, estímulos económicos y tributarios con consideración especial a los medios de información regionales. Entendemos que el Partido Liberal, entre otros, ya se ha manifestado con beneplácito a esta iniciativa la que sería aprobada en el próximo ejercicio parlamentario.
Estamos convencidos que estas iniciativas de los poderes Ejecutivo y Legislativo de Colombia, con apego a medidas técnicas, objetivas y de control y transparencia, y respetando la independencia editorial, pudieran ser contagiadas y adoptadas por otros gobiernos de la región que también valoran el papel preponderante que el periodismo profesional e independiente tienen para la vida democrática.
Creemos que también es sustancial acercar a este diálogo a organismos multilaterales como el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial y la Corporación Andina de Fomento, entre otros, así como organismos que defienden la democracia y la libertad de expresión, como la Organización de Estados Americanos y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y su Relatoría Especial sobre Libertad de Expresión. Tampoco queremos dejar por fuera a fundaciones, instituciones no gubernamentales y la empresa privada, a sabiendas que la libertad de prensa, la prensa independiente y la democracia son derechos y deberes universales, así como mandatos, incrustados en casi todas las constituciones americanas.
El 2021 tendrá la inercia de este año de pandemia. Los efectos negativos continuarán o, en muchos casos, empeorarán. Como sociedades tenemos la responsabilidad de sostener y fortalecer los valores democráticos.
Desde la SIP seguiremos apoyando al periodismo y a nuestros socios con iniciativas de apoyo a proyectos de desarrollo digital, convencidos que la sostenibilidad y la fortaleza de los medios es requisito indispensable para mantener el derecho del público a estar informado. Y como siempre, por apego a los valores democráticos, mantendremos nuestra lucha férrea por la vigencia de la libertad de prensa y de expresión a la que nos comprometen las declaraciones de Chapultepec y de Salta.
La SIP es una organización sin fines de lucro dedicada a la defensa y promoción de la libertad de prensa y de expresión en las Américas. Está compuesta por más de 1.300 publicaciones del hemisferio occidental; y tiene sede en Miami, Florida, Estados Unidos.