He visitado el mural instalado justo al final de este salón, concebido por Carlos Jornet como una apretada historia gráfica de la Sociedad Interamericana de Prensa, sus líderes a lo largo de un camino que comenzó oficialmente en 1948, pero cuyas raíces se extienden hasta muchos años antes.
A grandes brincos, ese mural ofrece una galería con algunos de las mujeres y hombres que, vistos en perspectiva, se nos presentan como gigantes que defendieron las libertades de todos, plantaron cara a dictaduras, enfrentaron la clausura o despojo de sus periódicos e, incluso, murieron bajo las balas de los violentos, como el argentino David Kraiselburd o el nicaragüense Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, ejemplos icónicos junto con el colombiano Gabriel Cano o el mexicano Jesús Blancornelas, entre otros muchos.
Todos fueron activos integrantes de la SIP, incluso algunos de ellos la llegaron a dirigir. Muchos, muchos otros hombres y mujeres, generación tras generación, han sumado su pasión, su inteligencia y han puesto en riesgo su vida misma por demostrar a las comunidades a las que sirven, y con ellas al mundo entero, que sin libertad de expresión cualquier otra libertad es una quimera. Buena memoria hay en Argentina, por ejemplo y con justicia plena, sobre Robert Cox, otro expresidente de la SIP, quien en los años 70 desnudó al gobierno militar y su impronta asesina.
Aquel que desee sumergirse en esos episodios tiene aún el privilegio de acercar su oído a nuestros decanos, como Danilo Arbilla o Raúl Kraiselburd, porque olvidar la historia nos pone en peligro de repetirla en sus peores expresiones.
Asumamos, queridos colegas, que la SIP persigue una utopía. No puede ser más que un sueño suponer que algún día las libertades serán respetadas a plenitud y que el buen periodismo, en cualquier de sus modalidades actuales o por conocer, deje de ser indispensable para que los ciudadanos definan su rol en democracia, puedan supervisar a sus gobiernos electos y debatir ideas en busca de construir consensos.
Las utopías son veleidosas. Mientras más avanzamos hacia ellas, más parecen alejarse. Pero Eduardo Galeano nos asegura que ese es justo su valor: nos hacen avanzar.
En todo este trayecto de la SIP, un año puede ser apenas un suspiro. Y ese es el tramo que ha laborado el equipo en el que ustedes me han otorgado el honor de participar.
Hace poco menos de un año se estableció en esta tribuna un compromiso sobre el que es pertinente dar cuenta. Mi padre decía que uno no debe andar por ahí diciendo la cosas que ha hecho. Porque cuando se hacen, las cosas se dicen por sí solas. En cambio, siempre, siempre, será buen momento para agradecer.
Gracias a todos por su apoyo, su afecto y su aliento.
Gracias a las y los integrantes de las comisiones de trabajo que lideraron a la SIP desde sus respectivas trincheras. Empujaron propuestas y alentaron iniciativas. Si hubo avances, a ellos se debe. Soy en cambio personalmente responsable de cualquier falencia, como se dice en Sudamérica.
Guardo especial gratitud al Comité Ejecutivo en su conjunto. Y en particular, al presidente Michel Grenspoon, a José Roberto Dutriz, Gabriela Vivanco, Carlos Jornet y Carlos Lauría. El compromiso y perfil significaron a Carlos desde este su primer año al frente de la Dirección Ejecutiva como un formidable líder en la SIP. Saludo desde aquí a su María, su adorable esposa, que hoy nos acompaña.
Saludo igualmente al incansable equipo radicado en Miami, lo que en este periodo incluyó como consultor a Ricardo Trotti, gran amigo de todos nosotros.
Mando un beso agradecido a mi familia, parte de la cual me acompaña hoy. A mi esposa Violeta, a mis hijos y los suyos. Pero en especial a Emma y Caterina, mis nietas.
Este es el apretado balance de los empeños logrados por este equipo:
1.- La nueva Declaración Salta II que esta Asamblea deberá aprobar este fin de semana. Un impulso iniciado por Gustavo Mohme con Salta I, proseguido por Jorge Canahuati, y renovado por Michael Grenspoon, con el liderazgo adicional de Martín Etchevers e importantes aportaciones de diversos expertos, entre ellos:
2.- Con el respaldo de ustedes, se sentaron las bases de un trabajo colaborativo con asociaciones nacionales de diversos países, a lo que debe sumarse un acercamiento con la WAN y el CPJ, en una amplia agenda de temas en los que somos complementarios, no competidores. Para ello se contó con el aliento de la comisión de Alianzas y asociaciones nacionales, que han conducido Daniel Dessein y Werner Ziztman. Gracias a todos ellos, lo mismo que a Fernando de Yarza, de WAN y al equipo del CPJ.
3.- Periodismo en el exilio. Un fenómeno con dimensiones sin precedentes en la región latinoamericana. La SIP es ya referente obligado en esta agenda, y gracias a los esfuerzos de Carlos Lauría, la SIP dispondrá de fondos internacionales en apoyo a esta iniciativa que ha sido albergada en la comisión que conduce Juan Lorenzo Holman, él mismo exiliado en Estados Unidos.
4.- Este equipo emprendió misiones en Guatemala y Ecuador, con encuentros con los presidentes, respectivamente, Arévalo y Noboa -este último firmó las declaraciones de Chapultepec y Salta. Acudimos a Costa Rica para un encuentro internacional sobre periodismo en el exilio, a Bogotá para presenciar la aceptación internacional responsabilidad del Estado colombiano sobre el caso Guillermo Cano, sin duda el más emblemático que haya impulsado la SIP ante la CIDH.
5.- El equipo estuvo en Cancún, México, para asistir al Congreso de CLAEP y renovar el liderazgo de la SIP en la misma.
6.- Mención muy especial merece la iniciativa de participar en la conferencia mundial organizada por la UNESCO en Chile para conmemorar el 3 de mayo, Dia de la Libertad de Prensa y el 30 aniversario de la "Declaración de Santiago" en esta materia. Una gestión conjunta de la SIP, las asociaciones nacionales y la WAN derivó en un espacio clave dentro de la Conferencia, la celebración de un foro independiente previo de alto nivel y en el lanzamiento de la "Declaración Santiago + 30", con una visión renovada sobre los desafíos para la libertad de prensa, que los participantes han seguido impulsando para que sea asumida por los Estados miembros.
7.- Por último, debe destacarse el esfuerzo desarrollado personalmente por el compañero Carlos Jornet, presidente de la Comisión de Libertad de Prensa, para la elaboración de una amplia guía que recopila estándares en materia de libertad de expresión para relacionamiento de gobernantes y vocerías gubernamentales, un aporte de especial relevancia enel contexto actual de muchos de nuestros países.
El resumen de estos esfuerzos será puesto a disposición de la nueva Presidencia de la SIP, para que resuelva lo que considere más oportuno.
Pueden estar seguros ustedes, queridas compañeras y compañeros de la SIP, que buscamos laborar al límite de nuestras capacidades.
Este equipo tiene la esperanza de que, vista en perspectiva, esta tarea resulte digna de ser considerada en línea con nuestra misión, que no puede ser otra que haber aportado nuestro grano de arena en este mar de volutades a favor de que cada miembro, en cada rincón del continente, se siga sintiendo orgulloso de pertenecer a nuestra querida SIP.
Muchas gracias.