Es preocupante el crecimiento en los últimos meses, de la agresividad en relación a la actividad periodística. La exacerbación política de la campaña electoral del año pasado, amplificada por las redes sociales, estimuló la intolerancia contra periodistas, revelando una tendencia anti libertad de prensa que persiste.
Esto es constatable por el seguimiento del uso que el propio presidente brasileño, quien asumió en enero de 2019, hace del Twiter, una de las redes sociales que más utiliza. Según un informe del diario O Estado de S. Paulo divulgado en su edición del 12 de marzo, en poco más de dos meses de gobierno, el presidente Jair Bolsonaro utilizó el Twiter para atacar a los medios cada tres días.
Explica el periódico que "casi la mitad de las críticas y acusaciones contra la prensa que aparece en la cuenta (del Twiter) de Bolsonaro es hecha por medio de retuítes de aliados y familiares, como sus dos hijos Carlos y Eduardo y de las páginas que suelen reunir a simpatizantes del mandatario ".
Es lo que sucedió en el caso del sitio Terça Livre que el 10 de marzo publicó un texto falsamente atribuido a la reportera de O Estado de S. Paulo Constança Rezende con la intención de ¨arruinar a Flávio Bolsonaro (Senador e hijo mayor del presidente= y al gobierno¨, en relación a la cobertura periodística que la periodista hizo sobre los movimientos financieros sospechosos de Fabrício Quiroz, ex asesor de Flávio. El presidente brasileño, haciendo uso de esta información falsa, acusó en Twitter a los periodistas de pretender ¨derrocar al gobierno mediante chantejas, desinformaciones y acusaciones¨.
Esta postura del presidente ha estimulado una creciente ola de ofensas y difamaciones contra periodistas y medios de comunicación en las redes sociales, por parte de los militantes favorables a su gobierno. En el episodio relacionado a la reportera Constança Rezende, las tres más importantes asociaciones representativas de los medios de comunicación brasileños condenaron la postura presidencial de atacar con frecuencia el libre ejercicio del periodismo.
La Asociación Nacional de Periódicos (ANJ), la Asociación Nacional de Editores de Revistas (ANER) y la Asociación Brasileña de Emisoras de Radio de Televisión (ABERT) advirtieron, en nota conjunta, que el intento del presidente de "producir en la prensa la imagen de enemiga, ignora el papel del periodismo independiente de investigar y fiscalizar los actos de las autoridades públicas ".
También protestaron contra la iniciativa del presidente la Asociación Brasileña de Periodismo Investigativo (ABRAJI), la Asociación Brasileña de Prensa (ABI) y la Orden de los Abogados de Brasil (OAB).
Todo este escenario de intolerancia hacia la libertad de prensa ha agravado los peligros contra la integridad física de los periodistas. En octubre de 2018, en el auge de la campaña electoral, por ejemplo, la periodista Patrícia Campos Mello, de Folha de S.Paulo, fue objeto de cientos de mensajes ofensivos y amenazas en función de reportajes en que informaba que empresarios vinculados al entonces candidato Jair Bolsonaro contrataron a empresas para difundir en redes sociales, de manera ilegal, mensajes con ataques a la campaña política adversaria. El diario tuvo que pedir protección de la Policía Federal a la reportera.
En ese clima general de amenazas, veladas o no, al libre ejercicio del periodismo, en este período la Asociación Nacional de Periódicos registró en Brasil números preocupantes: nueve casos de agresión física a periodistas en el ejercicio de la profesión, tres casos de intimidación, tres casos de ataques, dos casos de vandalismo y cuatro casos de censura judicial.