Discurso de aceptación de Milton Coleman, presidente de la SIP

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Discurso de aceptación de Milton Coleman, presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa Swissotel, Lima, Perú 18 de octubre del 2011

Damas y caballeros, amigos y colegas: En primer lugar, quiero expresar mi agradecimiento, reconocimiento y apoyo incondicional a mi amigo, compañero y predecesor en el cargo, Gonzalo Marroquín. La suya ha sido una voz poderosamente vigorosa en nombre y defensa de la libertad de prensa en las Américas, especialmente en el año que ocupó la presidencia. Gonzalo, la Sociedad Interamericana de Prensa quiere darte efusivamente las gracias por tu liderazgo y servicio, sentimiento que comparten los miles de periodistas que se inspiraron, y recibieron protección, durante tu presidencia. Magnífico trabajo, mi amigo. Y ahora permítanme decirles que es un honor incalculable aceptar la presidencia de la SIP, una organización con una larga, gloriosa y valiente historia de lucha por los derechos humanos, tal y como se manifiestan a través de los ideales de libertad de expresión, libertad de prensa y derecho del pueblo a estar informado. Me siento muy honrado por la fe puesta en mí, y me comprometo a desempeñar este cargo y servir con todo mi corazón, con toda mi mente y con toda mi alma.

Me parece que soy el primer afroamericano de Estados Unidos en ocupar este puesto. Comparto raíces africanas con muchas de las personas afrolatinas de Brasil, Colombia, Ecuador, Venezuela, República Dominicana, Haití, Puerto Rico, Barbados, Jamaica y, por supuesto, Perú. Siendo joven luché por los derechos humanos en las batallas por los derechos civiles de la década del 60, fui arrestado y pasé un tiempo en la cárcel. Siendo periodista novel, desafié a la autoridad en nombre del derecho del pueblo a saber. Fui arrestado y pasé un tiempo en la cárcel. Siendo un experimentado reportero, mi vida se vio amenazada por aquellos a quienes no les gustaba lo que escribía. Así que ahora, como curtido veterano en batallas por derechos que ahora libramos todos, me siento como en casa. No soy ajeno a esta causa.

Otro veterano, el lanzador de béisbol Satchel Page, una maravilla eternamente joven, a veces ha recibido el crédito —quizás incorrectamente— por haber acuñado la frase “La edad no es nada más que un número”. Sin embargo, hay algunos números que son realmente importantes.

La Sociedad Interamericana de Prensa tiene 69 años. Eso hace que sea: Tres años mayor que la Organización de Naciones Unidas.

Cuatro años mayor que yo.

Seis años mayor que la Asociación Mundial de Periódicos.

Ocho años mayor que el Instituto Internacional de Prensa.

Treinta años mayor que el Comité para la Protección de los Periodistas, y Treinta y cinco años mayor —casi el doble de años— que Reporteros sin Fronteras. Son niños. La edad otorga peso y denota una trayectoria demostrable que muy a menudo se refleja en la literatura y el mantra de la SIP. Se pone claramente de manifiesto en los relatos heroicos, tomados de la vida real, de muchos de nuestros socios (entre ellos Danilo Arbilla y Bob Cox), que se destacaron en esta reunión. Acciones similares en estos días difíciles podrían ser igualmente heroicas.

Así que, con toda razón, la edad no es nada más que un número. Y, como tal, no tiene por qué ser, ya sea por elección o por oportunidad, una razón válida para jubilarse. Scott Schurz podría decirles más al respecto.

Este es el desafío que la SIP afronta en nuestros días. Es un desafío de oportunidad que debemos evitar por elección. No podemos dejar que esta venerable institución sea empujada a una silla mecedora en el porche delantero, para mirar un paisaje dinámico en transformación.

Miramos hacia allá y ¿qué vemos? Los periódicos ya no son el medio favorito para noticias e información. Ahora — al menos en mi país— se han desplazado hacia el tercer lugar, detrás de la televisión y los medios digitales; y en algunos países de América Latina, detrás de la televisión y la radio.

La página impresa está siendo sustituida por la página web, la página de inicio, e incluso la página de Twitter. La nueva tecnología está llevando cada vez más noticias e información a más personas de manera más eficiente y, a menudo, en tiempo real.

Las barreras para ingresar al negocio de las noticias son menos: si usted tiene una dirección de correo electrónico, puede convertirse en editor. Si tiene un teléfono inteligente, puede ser reportero y fotógrafo. Si lo lleva consigo a una plaza en el Medio Oriente, tal vez pueda cubrir una revolución. La batalla por la libertad de expresión, la libertad de prensa, la transparencia y la rendición de cuentas gubernamentales, así como la protección de sus soldados, se ha vuelto global, como hemos puesto de relieve en la sesión de ayer con el fundador de WikiLeaks, Julian Assange.

El mundo condenó los recientes y bárbaros asesinatos de dos periodistas en México, y muchas más organizaciones han unido sus voces al coro que la SIP viene dirigiendo durante años. Los líderes de El Universo en Ecuador nos contaron sus planes de viajar a Nueva York, y hasta Europa, en donde esperan encontrar un resuelto apoyo a su lucha contra la represión tiránica del derecho del periodista a hablar y del derecho del ciudadano corporativo a la propiedad de los medios; dos principios que han sido aplastados nuevamente el día de hoy por las medidas contra Globovisión en Venezuela.

El telón de fondo de todo esto es la turbulencia del mundo económico. Precisamente hoy supimos también que España, donde tenemos previsto reunirnos en sólo seis meses, atraviesa por profundas dificultades financieras. Y en el mundo de la filantropía, desde donde se apoyaron algunos de los programas más relevantes de la SIP, más y más organizaciones buscan una participación con menos y menos dinero. Este es el clima en el que la SIP debe hacer resonar una clarinada, un llamado a reclamar el lugar histórico que le corresponde como una de las principales organizaciones que luchan por la libertad de expresión, de prensa e información en el hemisferio occidental en el siglo XXI, con una larga y distinguida trayectoria como líder y guerrera en estas batallas.

Permítanme repetir las últimas palabras que son muy importantes para nuestra misión. Puede que no hayan sido elegidas de manera perfecta, pero fueron elegidas sin duda cuidadosamente. Un llamado a reclamar el lugar histórico que le corresponde como una de las principales organizaciones que luchan por la libertad de expresión, de prensa e información en el hemisferio occidental en el siglo XXI, con una larga y distinguida trayectoria como líder y guerrera en estas batallas.

No dije que era la más antigua. No dije que era la mejor.

No dije que era LA principal organización.

Sí dije que ocupaba el lugar que le CORRESPONDE, algo que hemos ganado.

Sí dije que teníamos una LARGA Y DISTINGUIDA TRAYECTORIA para respaldar esa afirmación.

Sí dije que la SIP ha sido LÍDER Y GUERRERA, porque nuestro expediente así lo demuestra.

Sí dije del HEMISFERIO OCCIDENTAL, puesto que es donde siempre hemos estado.

Sí dije del SIGLO XXI, porque el XX ya se fue. Hay un proverbio los Akan de Ghana, en el África Occidental. Tiene sus raíces en valores tradicionales, en los que la cocinera de la casa se enorgullece de la avena, el alimento básico de la dieta familiar, como si se tratara de una marca o una autoría que otorga el derecho a presumir en el hogar sobre todo. “Si no has estado en la casa de tu prójimo”, reza, “no digas que la sopa de tu madre es la mejor”. Así pues, la SIP no puede convertirse en víctima o prisionera de su propia retórica. Para decirlo con otras palabras:

Sólo porque lo decimos no significa que de verdad lo seamos. E incluso si así fuera, ¿qué sucedería si la respuesta es: “Bueno, ¿y qué?”. El lugar que nos corresponde en el siglo XXI es, en muchos aspectos, el mismo que el del siglo pasado. La SIP se ha distinguido porque hizo cosas que nadie más pudo o quiso hacer. Buena parte de lo que hicimos entonces, otros lo hacen ahora. Buena parte de lo que otros hacen ahora, nosotros no lo hacemos —y tal vez no debemos hacerlo. Que muchos critican la falta de libertad de prensa en comunicados de prensa y conferencias de prensa, como lo hicimos hoy. Bueno, ¿y qué? Pero, ¿cuántos pueden, por ejemplo, usar su prestigio para convocar a las organizaciones de todo el mundo a fin de inundar el tribunal de San José y revertir las acciones en el Ecuador, como muchos creen que sólo nosotros podemos?

Tenemos un sitio web que presenta una crónica de nuestros eventos y nuestros puntos de vista sobre cuestiones de libertad de prensa. Bueno, ¿y qué?

¿Podríamos transmitir mejor nuestro mensaje, exhibir lo que hacemos, destacar nuestros éxitos con una participación más vibrante en los medios de comunicación social de la nueva generación, y hablar mejor a unos y otros también de esa manera? La palabra “prensa” está inscrita en nuestro nombre en los tres idiomas. Bueno, ¿y qué? ¿Qué relevancia tiene afiliarse a la SIP, nuestros valores y nuestros programas para los medios digitales emergentes, que cada vez más, al parecer, nos inclinamos a apoyar? ¿Acaso nuestras puertas y nuestros esfuerzos no deberían estar más conformados por su presencia en nuestras filas?

Hace seis meses, convocamos a una reunión en la Universidad de California, San Diego, en La Jolla, que reunió a una muestra representativa de defensores y activistas de la libertad de prensa. Nadie más que la SIP podría haber hecho eso, me comentaron. Bueno ¿y ahora qué hacemos? Nada de esto quiere decir que la SIP debe cerrar sus puertas y empezar todo de nuevo. Ello sería como tirar el bebé con el agua del baño, como se suele decir.

Atesoramos valores esenciales y un historial de éxitos. No se trata de permanecer cautivos de nuestra propia retórica, y quedarnos en que somos lo que somos y nos sentimos orgullosos de eso, y nada más.

Bueno, ¿y qué? El tiempo se agota en la financiación de los dos programas emblemáticos: Impunidad y Chapultepec. Esto nos da una oportunidad excepcional para revisar todo lo que hacemos ahora y preguntarnos qué debemos tratar de mantener tal como ha sido, qué podemos afinar, qué tenemos, sencillamente, que dejar de hacer y qué es lo debemos empezar a hacer. Esto, también, debe ser una opción, no dejada al azar.

Debemos reconocer y aceptar que se acabaron los tiempos de las “vacas gordas”. Es poco probable que volvamos a recibir aquellas donaciones de antaño: enormes, para varios años y de seis y siete cifras. Los costos de la membresía y de asistencia a nuestras reuniones deben bajar. El modelo de negocio de nuestra organización puede que necesite de una revisión a fondo, y no sólo de algunos ajustes aquí y otros buenos deseos allá.

Para reclamar nuestro lugar y avanzar más allá, estas son algunas de las cosas que debemos emprender.

Nuestro trabajo está dirigido por presidentes y vicepresidentes de comisiones, y he nombrado para estos cargos a un equipo de inteligentes, talentosos y dedicados socios de la SIP —algunos nuevos, otros viejos— para llevarnos hacia adelante.

Libertad de Prensa e Información Presidente—Gustavo Mohme, La República, Lima Vicepresidentes—Roberto Rock, El Universal, México, D.F.; David Natera Febres, Correo del Caroní, Puerto Ordaz Impunidad Presidente—Juan Francisco Ealy Ortiz, El Universal, México, D.F. Asuntos Internacionales Presidente—Jorge Canahuati, La Prensa, San Pedro Sula Chapultepec Presidente—Miguel H. Otero, El Nacional, Caracas Internet Presidente—Ernesto Kraiselburd, El Día, La Plata Premios Presidente—Francisco Miró Quesada, El Comercio, Lima Finanzas y Auditoria Presidente—Hugo Holmann, La Prensa, Managua Campaña de Recaudación de Fondos Presidentes—Alejandro Aguirre, Diario Las Américas, Miami; Fabricio Altamirano, El Diario de Hoy, San Salvador; Edward Seaton, The Mercury, Manhattan, KS; Legal Presidente—Armando González, La Nación, San José Nuevos Socios Norte América Presidente—Bruce Brugmann, The Guardian, San Francisco, Pierre Manigault, Evening Post Publishing Co., Charleston Nuevos Socios América Latina y el Caribe Presidentes—Paulo de Tarso Nogueira O Estado de Sao Paulo; Armando Castilla, Vanguardia, Saltillo; Christopher Barnes, The Gleaner, Kingston Sedes Futuras Presidente—Cristina Aby-Azar, Wall Street Journal Americas Programa Presidenta—Jaime Mantilla, Hoy, Quito Nominaciones Presidente—Gonzalo Marroquin, Siglo XXI, Ciudad Guatemala Desarollo Estratégico Presidenta—María Elvira Domínguez, El País, Cali Comunicaciones Presidente-- Fernán Saguier, La Nación, Buenos Aires Todos ellos trabajarán con esa máquina en pro de la defensa de la libertad de prensa dirigida por Julio Muñoz y Ricardo Trotti. Somos afortunados de contar con todos ellos. Y nuestra oficina, que depende del Comité Ejecutivo, nuestros directores y ustedes, a través del presidente del Comité Ejecutivo, Juan Luis Correa, trabajarán siguiendo los mismos principios que adoptamos para nuestra causa, entre ellos, transparencia e imperio de la ley, en este caso, nuestros Estatutos.

La SIP será más fuerte, de abajo hacia arriba y horizontalmente. Esta noche clausuramos esta Asamblea General en Lima, gracias a nuestros anfitriones. Hace 69 años, otra reunión culminó con la fundación de la Sociedad Interamericana de Prensa. Consagrados en los objetivos de la organización se hallan los principios a los que tenemos que seguir siendo fieles:

Promover y mantener la dignidad, derechos y responsabilidades de la profesión periodística; Alentar normas uniformes de conducta profesional y empresarial; Fomentar el intercambio de ideas e información que contribuya al desarrollo cultural, material y técnico de la prensa en América y a su bienestar permanente; Promover el intercambio más activo y amistoso entre sus socios; Asegurar a la libertad contra exacciones injustas e ilegales; Acceder a la protección común de la propiedad intelectual y derechos de autor; Proteger a sus socios de actos y legislaciones irresponsables; Alentar un conocimiento amplio y un mayor intercambio de información entre los pueblos de las Américas en apoyo a los principios básicos de una sociedad libre y de la libertad individual. Y trabajar colectivamente para solucionar problemas comunes y preservar la paz y la tranquilidad del Nuevo Mundo.

Esas palabras y esa sabiduría han madurado con el tiempo. No necesitamos más para guiarnos en nuestra marcha hacia el futuro.

Gracias y buenas noches.

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