En este período, continuó el ambiente de hostilidad en contra de la prensa, en particular, por parte del presidente del Senado, Thomas Rivera Schatz, quien con lenguaje soez, misógino, homofóbico y racista ataca a periodistas que cuestionan sus decisiones o las de su Partido Nuevo Progresista (PNP).
La conducta hostil de Rivera Schatz es la máxima representación de los ataques a periodistas. El 4 de marzo calificó a la periodista independiente Carmen Enid Acevedo, directora de la estación digital Bonita Radio, como “fea radio”. Días antes llamó “el pendejo de Normando” al periodista Normando Valentín, conductor de Noticentro, uno de los tres principales informativos de televisión. Y luego fue más explícito: “En tu creencia de autoridad moral que no tienes, tus complejos te dominan. Eres la personificación de la chacota y la basura en los medios de comunicación”. Luego agregó: “Puedes decir lo que quieras y yo también: pendejo”.
El 15 de octubre se refirió al periodista Benjamín Torres Gotay, del diario El Nuevo Día, como “cimarrón”, un insulto racista que utilizó antes en múltiples ocasiones.
La conducta persecutoria de Rivera Schatz contra periodistas no es nueva, sino la continuación de una práctica recurrente de los cerca de 20 años que lleva como figura pública. El año pasado, divulgó información electoral confidencial de El Nuevo Día después de que un periodista cuestionó los negocios personales de un legislador aliado.
